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Mi hijo Raynier ha cumplido 18 años, y mi corazón se rebosa de orgullo e infinito agradecimiento a Dios por haberme bendecido al elegirme para traer al mundo a un niño dentro del espectro autista y por guiarme en esta casi dos décadas de investigación en búsqueda de los tratamientos más idóneos para que logre una vida independiente y disfrute de una libertad plena.

El orgullo que comparto hoy no es solo por todos los logros que ha alcanzado mi hijo, sino por los míos y los de mi familia, porque se asientan en valores como el amor, la perseverancia, el respeto, la tolerancia, la gratitud y muchos otros que cada vez nos hacen más fuertes como personas; nos ayudan a cultivar virtudes como la resiliencia para adaptarnos a las adversidades y continuar esta búsqueda, con la confianza de que el mañana será diferente.

También reafirmo mi convicción de que Dios nos da hijos especiales con un propósito, por eso quiero enviar un mensaje a los padres que tienen niños con autismo, para que no sientan temor en dar a conocer su condición, al contrario, les invito a decirlo con orgullo, porque reconocerlo abre muchas puertas que nos permite ayudar a otras familias similares a la nuestra.

En nuestro país, las personas con diversidad funcional, en especial los niños dentro del espectro autista, enfrentan día a día un sin número de barreras que impiden la inclusión social en materia educativa y universitaria, así como en el ámbito laboral. Esto se suma al acceso a condiciones de salud y diagnósticos o tratamientos adecuados, aún más para personas en condiciones de vulnerabilidad.

Es una realidad que obliga a instituir espacios en los que se den a conocer estos temas y se generen diálogos tendentes a generar soluciones para que nuestros hijos puedan desarrollar una vida en sociedad sin discriminaciones y con derechos garantizados.
Motivada por la experiencia de estos años trabajando con el espectro autista, creamos la Fundación Dominicana Unidos frente al Autismo (FUNDUFA), concebida como un lugar común y de puertas abiertas para familias de escasos recursos con hijos e hijas con condiciones de neurodiversidad.
Allí fomentamos la atención profesional para el tratamiento, potenciación de habilidades e inclusión social de niños y adolescentes con trastorno del espectro autista (TEA), déficit de atención, hiperactividad y otras condiciones, mejorando su calidad de vida y, sobre todo, reconociéndoles como personas responsables y capaces.

Sin embargo, entendemos que los grandes cambios requieren de una manifestación de la voluntad política desde el Estado y sus autoridades, por lo que extiendo el mensaje a nuestros legisladores, para que prioricen las diferentes iniciativas legislativas que se encuentran en el Congreso Nacional, en especial el proyecto de Ley de Discapacidad y los que tratan sobre el Trastorno del Espectro Autista, los cuales generarían un gran cambio en nuestra comunidad.

La Constitución justifica la relevancia de la aprobación de estas leyes, en la protección del catálogo sobre derechos civiles y sociales, como son la salud, la educación, el trabajo, la igualdad, la libertad, el apoyo a personas con discapacidad, entre otros.

Finalmente, la invitación a la sociedad, para que se eduque sobre la condición y asuma un diseño universal al generar espacios recreativos, escolares, laborales y médicos que faciliten la inclusión de quienes viven con autismo.

Depende de todos nosotros generar una cultura a través de los valores, que en esencia es lo que define las competencias humanas, que permita a las personas con autismo insertarse en la sociedad con independencia y libertad.

Griselda Gomez.